jueves, 1 de diciembre de 2011

Recesion Economica

Un desafío nuevo

Desde la caída del muro de Berlín, Estados Unidos ha venido disfrutando de su condición de única superpotencia, pero ha ocurrido situaciones temporales, que no pueden mantenerse en el largo plazo.En el pasado, el gran desafío que tuvo Estados Unidos provino del comunismo con el cual competía. Hoy el desafío proviene de una economía globalizada donde se necesita colaborar y simultáneamente competir con otras economías de mercado. Esto requiere de cambios importantes en la visión que los estadounidenses tienen de sí mismos y de su papel en el mundo, los cuales son muy difíciles de llevar a cabo.Estados Unidos ha disfrutado de condiciones económicas excepcionales en la historia, pero esa excepcionalidad está siendo socavada por los cambios en el resto del mundo.

Las ventajas de Estados Unidos

La teoría de la excepcionalidad americana ha sido popular dentro de muchos círculos en Estados Unidos, y ha sido justificada por autores que subrayan las diferencias entre las instituciones de las sociedades europeas, estratificadas y con raíces medioevales, y la libertad y democracia americanas, que permitieron la creatividad individual y la innovación, así como el gran desarrollo industrial de fines del siglo XIX.Es cierto que las instituciones estadounidenses liberaron la creatividad de los ciudadanos, pero Estados Unidos también se benefició de un conjunto de factores que facilitaron el desarrollo económico los cuales, sin embargo, han cambiado drásticamente en las últimas décadas.Históricamente Estados Unidos ha sido un país con poca mano de obra en relación con otros factores productivos. Su acervo de recursos naturales es enorme, la densidad de la población por kilómetro cuadrado es muy baja, pudo acumular capital rápidamente, generó un gran cambio tecnológico, y tuvo un buen sistema educativo. Además, no ha padecido una guerra en su territorio de manera que durante la primera y segunda guerras mundiales acumuló capital mientras que Europa lo perdía.Sin duda algunos de estos factores fueron promovidos por las instituciones americanas, pero otros no.

Imán de los migrantes

Los factores privilegiados de que disfrutó resultaron en salarios muy altos para quienes estaban dispuestos a trabajar disciplinadamente, aunque no tuvieran destrezas especiales. Estos salarios no fueron el resultado de que los americanos trabajaran más que otras personas sino de las condiciones mencionadas. Si usted nacía en Colombia y sabía poner ladrillos muy eficientemente iba a tener un salario bajo, pero si nacía en Estados Unidos y hacía lo mismo, vivía muy bien. Por eso el país ha sido un imán para atraer inmigrantes.El problema es que, como ya se anotó, las ventajas de Estados Unidos han estado desapareciendo y continuarán disminuyendo. Ésta es la razón por la que cada vez tiene menos eco el argumento de muchos inmigrantes indocumentados, según el cual Estados Unidos ha sido tradicionalmente un país de inmigrantes, para justificar su presencia en este país. Este argumento suena vacío a los oídos de la mayoría de los ciudadanos, especialmente de los afro-americanos, que son quienes tienen que competir más directamente con los inmigrantes ilegales.

Un planeta encogido

Los cambios en las ventajas comparativas de Estados Unidos han sido enormes. La ventaja en el sector manufacturero tradicional se ha perdido y el país ha experimentado un proceso de tercerización y desindustrialización enorme.El desarrollo de las comunicaciones y la gran disminución en los costos del transporte han "encogido" al mundo y continúan debilitando otras ventajas en algunas ramas del sector terciario. Por ejemplo, los "call centers" se han desplazado fuera del país; el alto costo de los servicios médicos ha inducido a muchos americanos a buscar

estos servicios en el exterior, una tendencia que continúa fortaleciéndose.El punto es que mientras que el comercio exterior era una fracción pequeña del ingreso y del consumo y el país era muy autosuficiente, era también posible mantener salarios altos en trabajos que no requieren destrezas especializadas, pero la creciente globalización ha cambiado completamente esta situación y hoy estos salarios se encuentran solamente en sectores que no compiten con importaciones o que exportan productos de punta.La mayoría de estos son productos que en la jerga de los economistas se conocen como de sectores no comerciables o no transables internacionalmente,

cuyos empleos están en el sector público, la educación, el cuidado de ancianos y la construcción. Sin embargo, en estos sectores la oferta de trabajo es cada vez más alta lo cual facilita la disminución de salarios.

Boom y crack de las finanzas

Durante los años noventa la revolución en tecnologías de la información lideró el crecimiento de la economía, aumentó la productividad y el nivel de vida, pero también generó una burbuja en la bolsa, que colapsó en 2000.A diferencia de lo ocurrido con el sector de la informática en la década de los 90, durante los años 2000 no hubo una industria que liderara el crecimiento de la productividad.Cambios en la regulación de los mercados financieros fueron también importantes. Durante mucho tiempo los bancos habían cabildeado con el fin de relajar las restricciones impuestas a sus actividades durante la Gran Depresión y tuvieron éxito en cambiarlas en 1995 durante el gobierno de Bill Clinton. Estos cambios permitieron el surgimiento de los mercados de derivados y también facilitaron los préstamos hipotecarios. La idea era hacer más accesible la propiedad de la vivienda, para lo cual se disminuyeron los requisitos para obtener hipotecas, lo que permitió que los bancos las otorgaran aún por un valor mayor al precio de la vivienda.Los cambios en la regulación del sector financiero promovieron el crecimiento de ese sector y de la demanda de vivienda. En el largo plazo los precios de la vivienda en una ciudad dependen del ingreso de sus habitantes. La construcción absorbió mucha mano de obra con destrezas simples y con buenos salarios, y la facilidad de obtener hipotecas propició un aumento de precios de la vivienda pero con una productividad estancada.Además, los salarios promedio no aumentaron y la relación entre el precio de las casas y los salarios aumentó de manera insostenible, generando una burbuja que colapsó a partir de 2007.

Más desempleo y más desigualdad

El castillo de naipes macroeconómicos se cayó en 2008 y desde entonces el desempleo ha sido muy alto pues se ha mantenido entre un 9,5 y un 10 por ciento. Como se anotó, la globalización ha hecho muy difícil mantener salarios altos, problema que ha sido acentuado por las políticas impositivas y la deficiente educación de muchos ciudadanos.El ingreso y la riqueza han tendido a concentrarse desde los años setenta,

Estados Unidos: Crisis inmobiliaria y recesión económica

Se habla en estos días de una posible -casi confirmada- recesión económica en Estados Unidos, así como de las agresivas, incluso rocambolescas, medidas fiscales y monetarias que, ante esa situación, son adoptadas por las autoridades de ese país.

Vale la pena intentar, aunque sea brevemente, una caracterización de conjunto de la situación que se plantea.

Eso sí con la advertencia de que este es un asunto de tal complejidad que difícilmente ningún análisis podría evitar dejar por fuera algún o algunos aspectos importantes.

1. La economía estadounidense frente al resto del mundo

La economía de los Estados Unidos es gigantesca: medida en términos monetarios, suma aproximadamente 14 billones de dólares (14 millones de millones de dólares) cosa que, a su vez, equivale a cerca de una cuarta parte (25%) del total de la economía mundial. Este dato lleva a una muy razonable y casi obvia conclusión: dado el enorme peso de su economía, una recesión en Estados Unidos probablemente tendrá efectos importantes para el resto del mundo, incluso economías que, como la de China, han venido mostrando gran dinamismo.

Baste decir que en 2007 el superávit comercial de los chinos en su intercambio con Estados Unidos, alcanzó la impresionante cifra de U$S 163 mil millones. (1) La economía japonesa -que de por sí anda muy tambaleante- también se vería perjudicada seriamente, según se desprende del hecho de que su superávit comercial con Estados Unidos es cercano a los U$S 90 mil millones. (2) Incluso la Unión Europea -no obstante la fortaleza del euro frente al dólar- maneja notables superávits comerciales con Estados Unidos, situados en alrededor de U$S 100 mil millones anuales (U$S 112 mil millones en 2006, según datos de la Organización Mundial de Comercio, OMC). Planteado de otra forma: según datos de la OMC, en 2006 el 21% de las exportaciones chinas, el 24% de las de la Unión Europea de los 25 y el 23% de las de Japón, tiene por destino Estados Unidos. En total, Estados Unidos representa el 15,5% de las importaciones de mercancías a nivel mundial (dato de 2006).

Estos números simplemente ratifican una cosa: Estados Unidos es una especie de inmensa trituradora que absorbe importaciones masivas provenientes de las otras potencias económicas y, en general, del mundo entero. Por lo tanto, y asimismo, actúan como un importante factor dinamizador o, como habitualmente se dice, hace el papel de locomotora que jala al resto de la economía mundial. A la inversa, una desaceleración significativa de la economía estadounidense -y con más razón una recesión abierta- constituiría una mala noticia para las exportaciones chinas, japonesas y europeas como, en general, para las de muchos otros países, incluida Costa Rica.

Por otra parte, la posibilidad (que optimistamente algunos evocan) de que China -con su acelerado ritmo de crecimiento económico- tome el relevo y se coloque como la locomotora mundial, no se ve demasiado prometedora, principalmente por dos razones. Primero, porque China misma sería impactada por la posible recesión estadounidense y, segundo, porque el peso de China en el comercio mundial aún es muy inferior al de Estados Unidos. Baste decir que las importaciones chinas representan un 6,4% de las importaciones mundiales (muy lejos del 15,5% que corresponde a Estados Unidos) (datos a 2006).

2. Una economía gravemente desequilibrada

Aunque es una economía tan grande y poderosa, sin embargo Estados Unidos es, al

mismo tiempo, una economía altamente desequilibrada y, cosa notable, sus principales desequilibrios se ubican en sus relaciones externas: por un lado la balanza de pagos y, a la par, el abismal endeudamiento con el resto del mundo. A los dos anteriores, debe agregarse el déficit fiscal del gobierno federal. Repasemos brevemente cada uno de estos tres elementos.

a) La cuenta corriente de la balanza de pago. Esta cuenta registra los intercambios entre un país y el resto del mundo, tanto de bienes (mercancías materiales) como de servicios (intangibles). En el caso de los Estados Unidos la cuenta corriente presenta un déficit que resulta típico de un país subdesarrollado, no de una potencia económica. En el último lustro, la cuantía anual de este déficit ha superado el 6% como porcentaje del PIB. (3) En 2007 disminuyó su peso relativo gracias al debilitamiento del dólar frente al euro y otras divisas importantes, cosa que ha favorecido las exportaciones estadounidenses y encarecido sus importaciones. Aún así, ese déficit en 2007 alcanzó una cifra superior a los U$S 750 mil millones, es decir, alrededor (o poco más) del 5,5% del PIB estadounidense.

b) El endeudamiento. Si bien este endeudamiento constituye un problema viejo, en todo caso ha aumentando aceleradamente durante los años del desastroso gobierno de Bush, en el transcurso del cual creció alrededor de un 50%. A finales de 2007 superó los nueve billones de dólares (nueve millones de millones de dólares) (4), lo que representa aproximadamente un 65% del PIB de ese país.

c) Déficit fiscal del gobierno federal. Recordemos que durante la segunda administración de Clinton se logró revertir el déficit fiscal heredado de los gobiernos republicanos que lo antecedieron (Reagan y Bush padre). Al finalizar el gobierno de Clinton el superávit fiscal era cercano al 2,5% como proporción del PIB. Bush hijo -cuyo legado es funesto, cualquiera sea el lado por el que se lo mire- revirtió esta situación en muy poco tiempo al punto que hacia el 2004 el déficit anduvo en los alrededores del -3,5% del PIB. Para 2007 la cifra respectiva se sitúa en poco más de -1% pero las medidas fiscales que actualmente se intentan aplicar a fin de enfrentar la posible recesión de la economía, lo elevarían en 2008 por encima del -2%. (5)

3. Vivir por encima de sus posibilidades

El cuadro actual de la economía estadounidense se sintetiza, pues, en lo siguiente: endeudamiento galopante, enorme déficit de cuenta corriente y persistente déficit fiscal. Pareciera el síndrome típico de algún país periférico y subdesarrollado. Pero, sin embargo, se trata de la primera potencia económica mundial y, con mucho, la economía nacional más grande (incluso más grande que la Unión Europea).

Justo ahí reside el grave problema, ya que Estados Unidos ofrece una combinación que podrían resultar explosiva: un inmenso peso económico y un síndrome de abismales desequilibrios. Y, cosa notable, estos desequilibrios en realidad quedan gráficamente

sintetizados en un solo dato: el ahorro estadounidense es nulo, incluso negativo. Siendo una potencia económica tan importante, es, sin embargo, un país que vive por encima de sus posibilidades, chupando permanentemente del ahorro del resto del mundo a fin de sostener su gasto excesivo.

Esto último es algo que los sectores más lúcidos y críticos de la sociedad estadounidense empiezan a admitir en voz alta. Es el caso del prestigioso economista Paul Krugman en un artículo reciente para The New York Times (6), en el cual Krugman también admitía -si bien recurriendo a fórmulas más bien eufemísticas- que lo que ponía a salvo a Estados Unidos de verse arrastrado en una crisis similar a la que, por ejemplo, golpeó a Argentina a inicios del actual decenio, es que la deuda estadounidense ha sido tomada y está expresada en la propia moneda de ese país: el dólar. Tremenda alquimia, pues: como el dólar es, a un mismo tiempo, moneda nacional estadounidense y divisa de aceptación universal, los gringos parecen haber creído que ello les daba autorización para endeudarse al infinito. Tan fácil como seguir emitiendo dólares y bombeándoselos al resto del mundo.

No por casualidad se dice que China y Japón acumulan, en forma combinada, reservas en dólares por algo así como la colosal cifra de U$S 1,7 billones, (7) las cuales son en buena parte resultado de los tremendos superávits comerciales que esos países acumulan en su intercambio con Estados Unidos. Pero el superávit chino y japonés implica, como hemos comentado, déficit para los estadounidenses. Y tales faltantes deben financiarse, cosa que se hace principalmente de una forma: mediante los flujos de capital hacia Estados Unidos, los cuales asciendan a cifras de entre U$S 65 a 70 mil millones mensuales.

4. Una vieja conocida: La globalización financiera

En una de sus facetas principales, la llamada globalización es globalización financiera. Esta última toma la forma de una deriva global de inmensas masas de capitales que existen solamente como registro contable, sin respaldo real en la producción. Su carácter ficticio define asimismo su sesgo especulativo. Y justo este par de características originan lo que son, a un mismo tiempo, su potencialidad y su desgracia. La potencialidad de inflar inmensos auges especulativos, y la desgracia de que éstos siempre son transitorios y usualmente conducen a derrumbes catastróficos.

Los grandes desequilibrios de la economía estadounidense -es decir, su tendencia estructural a gastar por encima de lo que produce- ha sido, con seguridad, uno de los principales motores impulsores de esta globalización financiera. La razón: los dólares con que Estados Unidos paga sus excesos inundan la economía mundial y alimentan permanentemente la especulación financiera. Ya lo decíamos: esa es la enorme ventaja que da tener una moneda nacional que también es moneda mundial.

Estos capitales financieros se mueven como al modo de enormes mareas que experimentan flujos y reflujos periódicos. Llegan en forma masiva a un país -del cual se enamoran por alguna sinrazón que los atrapa- y recalientan su economía. Y luego, por

alguna otra tontería igualmente irracional, se asustan y, tumultuosos, abandonan ese país y lo precipitan en la crisis. Una y otra vez -con apenas variantes secundarias- hemos visto repetirse este patrón. Así se ha constatado en los últimos lustros, desde el efecto tequila mexicano a las sucesivas crisis posteriores: Asia Oriental, Rusia, Brasil, Argentina, Turquía. Lo realmente extraordinario es que ahora el problema se manifiesta en el corazón mismo del capitalismo mundial: los Estados Unidos.

Incluso Krugman -en el artículo que cité anteriormente- admite que la actual crisis hipotecaria en Estados Unidos comparte importantes rasgos con crisis similares que han vivido países del tercer mundo. Se origina, principalmente, en la afluencia masiva de capitales financieros que recalentaron al extremo el sector inmobiliario estadounidense e indujeron una serie de comportamientos especulativos, supremamente irresponsables, los cuales no solo están provocando hoy día que millones de familias estadounidenses se queden sin casa sino que, además, hacen que las pérdidas que esto provoca se extiendan ampliamente a todo el sistema financiero gringo y mucho más allá.

La deriva global de los capitales especulativos -que en buena medida es alimentada por los excesos de la economía estadounidense- en este caso se concatena directamente con esos excesos: vino a financiar un auge inmobiliario que, a su vez, alimentó un período de crecimiento (2002-2006) donde los desequilibrios se agudizaron significativamente hasta límites que, sin duda, resultan peligrosos para la estabilidad de la economía mundial. Esto último se hace manifiesto en la generalización de las pérdidas derivadas de la crisis inmobiliaria a bancos no estadounidenses; en la inestabilidad de las bolsas de valores a nivel mundial; en el riesgo -nada descabellado- de una recesión global. Incluso en el peligro, no conjurado, de un derrumbe del dólar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario